Ni Baba Ejiogbe a bi ijọba ti awọn obinrin lori ọkunrin.
En Baba Ejiogbe nace el dominio de la mujer sobre el hombre. (De cuando Orunmila engaña a Ikú con la ayuda de su mujer que lo salva de un engaño. )
Levantó la cabeza disgustado, así que de eso se trataba, cuidar y respetar a Magdalena . -Usted lo ve simple padrino, si yo le contara: Mi mujer no es fácil, me mira pa adentro a los ojos y es como si supiera lo que estoy pensando.
Sin ir más lejos el otro día había cuadrado una chiquita, la conocí manejando el camión, ella estaba allí en aquella esquina con ese vestidito en el que no había nada que imaginar y se me atravesó pa cruzar, después de usar el pito hasta el final y ella sus carcajadas, quedamos en vernos esa misma noche y si quiere que le cuente padrino, Magda la mismísima entrando por la puerta me dijo: Espero que no tengas planes que tenemos que llevar a mi madre al médico.
Y así un día y otro y otro... Padrino, cuando pude llamar a la chiquita otra vez, ya no quería verme, eso sí, al final me metí a la vecina, porque esas ganas tenía que descargarlas con alguien y no iba a ser ella.-
Juan se levanta, aun incomodo por la adivinación, paga la consulta y se despide con respeto, en definitiva el babalawo no tiene la culpa, el solo dice lo que ve y sale de aquella casa maldiciendo que hasta los santos sepan. De camino a casa para a comprar una botella de aguardiente, quiere beber pa no pensar en lo mal que ha hecho, qué más da si alguna vez le falta a su mujer, le grita o la deja llorando, ella se lo busca.
Llega a la puerta y ahí está la nombrada, hablando misteriosa con una vecina, con esa cara amorosa y la batica blanca de guajira toda de tela bordada que antes le gustaba tanto y ahora aborrece. Pasa casi sin tocarla, ella busca el beso, encuentra aire, entra detrás de él y mimosa pregunta: -Te sirvo un trago?- No le da tiempo a responder, acaba de llegar Pedrito que parado en la puerta con sonrisa depredadora cuestiona: -No hay un buche aquí pa un compadre?- Y suceden los hechos como seguro estaban escritos, los dos hombres sentados en la salita, beben sin control, conversan de pelota, dominó y mujeres sin importarle que Magda está cerca vigilando todo el tiempo. La botella con más aire que líquido y su mujer que se acerca y coqueta casi puta le dice al amigo: -Dame acá tu trago Pedri que creo q le falta hielo.- Va a la cocina y regresa felina rozando las manos del compadre mientras entrega , Juan pierde el control, se bebe el fondo de su trago y con los demonios por fuera le pide al que lo acompaña que se termine el suyo, dice estar cansado… El resto es fácil de adivinar, celos, gritos y algún golpe que ocurren mientras se cierra la noche. Magda con sus ojos enamorados solo sonríe con suavidad y algo de lastima mientras friega disciplinadamente el vaso del que acaba de irse. A la mañana siguiente como siempre en el barrio que escandaloso y chismoso ebulle se comenta en cada esquina….
Que mala pata la del compadre que amaneciera envenenado en una calle.
Que mala pata la de Magda que tropezara y se diera ese golpe en el ojo.
Y que suerte la de Juan y lo que lo protege, porque Pedrito había jurado que esa noche lo mataba.